La escritora Thara Erena realizará una performance de su libro 'Hacerme el amor' esta tarde en el Camino del Avellano
El club de lectura feminista y LGTBI 'Lees Otras Cosas' organiza un encuentro de poesía con la escritora Tarha Erena hoy martes, 24 de julio, a las 20:30 horas, en el Camino del Avellano, junto a la última parada de autobús del Paseo de los Tristes. El libro de escogido para esta cita es 'Hacerme el amor', un poemario autoeditado, con ilustraciones de la artista ecuatoriana Iris Serrano, que busca la deconstrucción del amor romántico.
«Está muriendo en mí la idea de la pareja ideal, del amor de mi vida, de la casa de la postal, de la familia americana, de las películas de Walt Disney en las que las mujeres éramos rescatadas por hombres», así comienza este poemario que Erena llena de vivencias personales. «Uno de mis duelos es el de entender que no hay príncipes ni princesas, que nadie va a salvarme, ni yo voy a salvar a nadie, que nadie me hará feliz y yo no haré feliz a nadie. Y de una de estas muertes, nace este libro que abraza a la que nace, cuando entendí que nadie mejor que yo podría hacerme el amor», asegura la autora en la introducción.
Según explica Nicolás Salas, responsable del club de lectura que organiza el acto, «este libro, que parte de la realidad del duelo tras una relación sentimental, está dividido en cuatro partes correspondientes a las fases por las que pasa todo duelo, desde la negación hasta la aceptación». Para Salas, lo importante de este libro, y de la obra de Thara, es «sacar lo positivo» de una situación personal dolorosa para «lucha contra los mitos del amor romántico y de lo que nos cuenta la industria Disney».
Lectura feminista y performance para recuperar espacios naturales de Granada
Cama adentro
¿Qué pasa cuando el casamiento es de los otros? La ilusión de los mamíferos narra en primera persona la historia de un amor vivido a escondidas todos los domingos. Julián López emprende esta suerte de diario íntimo de un amor fallido
Julián López es un autor exquisito. Su última novela, La ilusión de los mamíferos (Literatura Random) es uno de los libros más hermosos que leí en los últimos años. Una historia de amor de dos varones contada con un lirismo increíble y con un nivel de reflexión excepcional. Una historia homosexual que piensa el amor en términos universales. Una historia de amor universal entre dos tipos. Uno de los dos personajes está casado con una mujer y el otro es un solitario. Se ven los domingos en un departamento de un barrio de Buenos Aires. Y la ciudad pesa: “Sí, sí, totalmente. El protagonista es un homosexual porteño. Hay una genealogía de la vida gay en la Buenos Aires de los últimos años del siglo 20”, dice Julián. Y sigue: “Quería era escribir una novela de amor. Estoy leyendo el amor en términos homosexuales, claramente. Mi desafío era escribir una novela de amor”.
- No se escriben novelas de amor últimamente.
- Hay muy poco. Para mí el amor es la temática excluyente. Me gusta la música melódica, el bolero. Era imposible que yo no escribiera acerca del amor. Me preguntaba cómo se escribe una novela de amor.
- La pregunta del millón.
- Seguramente el tono confesional del protagonista, la cuestión seudo epistolar; la novela tiene una estructura un tanto absurda: un protagonista le cuenta al otro lo que los dos vivieron juntos. Jugué con la idea de ficción, la idea de que algo, para existir realmente, debe poder ser ficcionalizado, decir este personaje con este personaje hicieron esto en este escenario. El telón de fondo que es Buenos Aires, el escenario donde ellos no pueden estar juntos, entonces escribí la historia de dos tipos que pueden tener una historia de amor porque están encerrados en un departamento, salen al balcón y alguna vez van a la panadería. Es una historia gay, de cueva y de exterior.
- Y la cuestión del otro, cuyo problema no sé si es ser gay pero está casado con una señora y quiere seguir así.
- La novela no aborda la cuestión de que el tipo es casado; ni siquiera explica por qué puede ir todos los domingos a la casa del otro. La escena con la mujer no devela cuál es el trato entre los tres personajes.
La duquesa de Vaneuse, amores y enigmas
El crítico y escritor Charles-Augustin Sainte-Beuve (1804-1869) publicó Retratos de mujeres, extensos perfiles biográficos de las “madames” que, entre los siglos XVI y XIX, abrieron sus salones burgueses o aristocráticos a literatos, artistas, intelectuales y políticos, propiciando tertulias, juegos e intercambios que constituyeron todo un singular fenómeno de difusión cultural. Acantilado, con el título indicado, publicó en 2016 una selección de catorce retratos de esas mujeres cultas, independientes, adelantadas a su tiempo y básicamente liberales, promotoras del “bien pensar” y del “bien decir”: las “madames” de Sevigné, La Fayette, Pompadour, Staël, Récamier…, entre otras.
Algunas de ellas escribieron libros de gran valor. Otras, no. Pero era muy común entre ellas la escritura de notas, mensajes, aforismos, máximas, diarios íntimos y cartas. La novela epistolar, precisamente, tuvo un extraordinario auge en Europa –no sólo en Francia–, y ahí está el ejemplo paradigmático de Las amistades peligrosas (1782), de Pierre Choderlos de Laclos.
Los acontecimientos que narra La duquesa de Vaneuse (Periférica), con espléndida traducción de Manuel Arranz, se sitúan entre la primavera de 1765 y el otoño de 1766, en el apogeo de la Ilustración, un par de décadas antes de la Revolución Francesa. Su autor (luego hablaremos) recurre al artificio preliminar de atribuir a una anciana monja –antigua lectora privada de la duquesa– la puesta a punto de los materiales narrativos de la novela, que no son otros que diarios y cartas. La duquesa, aunque no se insista en ello, afirma tener abierto desde hace veinticinco años uno de esos salones a los que me referí al principio. Su personalidad y peripecia –con sus rasgos particulares– bien puede ser un concentrado de los rasgos de aquellas mujeres, del mismo modo que el delicado, precioso, sutil e inteligente estilo de la novela se mimetiza plenamente con el utilizado por aquellas “madames” o con el desplegado en ciertas ficciones de su época.
«Diosas, santas y malditas», de Afrodita a Lady Gaga
«Diosas, santas y malditas». Alfredo Arias
Ensayo. Berenice, 2018. 352 páginas. 21,95 euros
En su novela «Les mohicans de Paris», Alejandro Dumas estampó una invitación que se ha hecho célebre: «Cherchez la femme». Esto es lo que hace el filólogo, escritor, comisario de exposiciones y conferenciante Alfredo Arias en su ensayo «Diosas, santas y malditas». Un sugerente y completo trabajo que explora el universo de los mujeres, los «arquetipos del Eterno Femenino en la cultura», como reza el subtítulo de la obra. Alfredo Arias despliega una ingente erudición, pues se adentra en distintos ámbitos, sobre todo la literatura de distintas épocas y países, y el cine, para dar cabal cuenta de un asunto planteado como «homenaje a ellas, y reconocimiento a ellos».
Las amplísimas lecturas y visionado de un sinfín de películas en las que se apoya no impide un estilo ágil que convierte la lectura en un placer. En el prólogo, bien destaca Luis Alberto de Cuenca que «sentido del humor, fusión entre la gran cultura y la cultura popular, gracia expresiva, guiños continuos al lector, amor incondicional hacia el tema abordado» son algunos de sus rasgos más destacados.
A partir de un título que nos adelanta los principales modelos en los que se ha encuadrado a las féminas, el libro se divide en cuatro partes y una breve «coda de hadas». En la primera rastrea el concepto de «mujeres sublimes», que subyace y recorre todo el volumen.
Feminismo y anarquismo
Autora: Emma Goldman. Editorial: Enclave de Libros. 236 páginas. Madrid, 2017
El feminismo de Emma Goldman se curtió en las luchas callejeras, en las prisiones y en los debates cotidianos, enfocando con perfecta claridad los objetivos políticos, culturales e ideológicos por los que estaba combatiendo. Una de sus afirmaciones más lúcidas es que no hay un solo feminismo, sino muchos, y no todos tienen el valor y el coraje para cambiar profundamente las estructuras de poder y dominación que habitan en los corazones, incluso de las mujeres.
“El derecho al voto y la igualdad de derechos civiles son reivindicaciones justas, pero la verdadera emancipación no comienza ni en las urnas ni en los tribunales, sino en el alma de la mujer. La historia nos cuenta que toda clase oprimida obtuvo la auténtica libertad de sus señores por sus propios esfuerzos.
Es preciso que la mujer aprenda esa lección, que se dé cuenta de que su libertad alcanzará el tamaño de su deseo”.
Safo y los astrónomos
Desde su ventana solitaria, Safo proyectó sus vivencias personales en el cielo que veía. Dos milenios más tarde, los astrónomos leen su poema para situar esas observaciones en el tiempo
En Letras Libres 109 (enero de 2008) publiqué “Un poema de Safo”, que se refiere a este:
"La luminosa luna
y las Pléyades
se han metido en el lecho
del mar. Medianoche.
Van pasando las horas
primaverales
y yo me acuesto sola."
Cornelius Castoriadis lo comenta en un ensayo que dejó inédito (“Notes sur quelques moyens de la poésie”), incluido en un libro póstumo (Figures du pensable, Seuil, 1999, pp. 35-61). Supone que Safo lo escribió hacia 580 a. C. y que la escena puede situarse en la primera luna nueva de la primavera. El supuesto tiene dos partes: el año y la época del año. Un tercer elemento es el lugar.
Que la luna y las Pléyades se metan al filo de la medianoche no es algo ocasional, sino periódico. Se repite noche a noche durante una época del año, para los observadores de un lugar y momento. A Safo le llamaba la atención y lo convirtió en un tema poético. Es de suponerse que lo escribió en su vida adulta, de la cual se sabe poco.
SrtaBebi, escribir para sobrevivir
El amor y sus fracasos, la moral y la ética, el feminismo, las ganas de vivir o la rutina de la vida. @SrtaBebi es una de esas personas capaz de ponerle nombre a todas aquellas cosas que llevamos dentro y no expresamos por miedo a no encajar en un mundo lleno de prejuicios. Alérgica a los estereotipos y, en ocasiones, a la vida. Así se describe esta tuitera que con su voz única y sarcástica ha conseguido mostrar al desnudo la sociedad.
- En tu libro Amor y asco comienzas contando que de pequeña te gustaba la frase “haz el amor y no la guerra”. Sin embargo, más tarde te diste cuenta de que para amar, cada uno tiene que superar sus propias batallas. ¿De qué manera ha cambiado tu percepción sobre el amor y otros sentimientos desde entonces?
- Creo que lo importante de Amor y Asco es, precisamente, ese reflejo del camino. Escribí Amor y Asco entre los doce y los diecinueve años. Se observa la inocencia, la concepción romántica de las relaciones, cómo vivo el amor tóxico y cómo me libero de él. Creo que el cambio reside en darme cuenta de que la libertad es aprender a amar bien, no amar a secas.
- Decía Frida Khalo y, además, es una frase que aparece en tu libro, que “amurallar el propio sufrimiento es arriesgarte a que te devore desde el interior”. Hacerse frente a uno mismo, como haces cada día en tus distintas cuentas en las redes sociales, es algo muy complicado de hacer. ¿Consideras que no hacerlo puede acabar con nosotros mismos?
- En cierto modo, sí. No soy una persona que cuente sus problemas a su familia, sus amigos o su entorno cercano, fue por eso mismo que decidí narrar mis pensamientos a desconocidos. En la vida hay que romper; también nuestras propias murallas. Si no somos capaces de hablar nuestro sufrimiento, podemos escribirlo, incluso gritarlo; derribar el muro en vez de buscar la puerta fue lo que yo hice. Nunca fui de medias tintas, ni para hacerme daño ni para curarme.
- ¿De qué manera podemos entonces ser nosotros mismos sin dejarnos llevar por los cánones o estereotipos establecidos por la sociedad?
- Comprobando que podemos. Como he dicho, hay que romper, hay que lanzarse; eso, a veces, constituye un daño, pero siempre un aprendizaje. Todos somos auténticos, es el miedo a la reprobación del sistema, la sociedad y los otros lo que no nos deja mostrarnos tal cual somos. Vencer el miedo es la clave, y para vencer el miedo hay que dejar de pensar en él unos instantes.
Las mil y una Galas en el MNAC de Barcelona
Gala Salvador Dalí. Una habitación propia en Púbol. Colectiva MNAC. Barcelona. Parque de Montjuïc, s/n. Coproduce: Fundación Gala-Salvador Dalí. Comisaria: Estrella de Diego. Patrocina: Abertis. Hasta el 14 de octubre
No es ésta, ni mucho menos, la primera exposición dedicada a Gala. Es el suyo un fruto demasiado apetecible como para dejarlo de lado. De hecho, no pasó ni un mes desde su muerte en 1982 cuando se celebraba en el Museo Dalí de Florida el primer homenaje. También es verdad que la sombra de Dalí, su compañero sentimental durante buena parte de su vida, es alargada, y que ha terminado por «ocultar», también por deformar, la potente imagen de la rusa (recordemos que nació como Elena Dmítrievna Diákonova en Kazán, en 1894).
Reparen en la frase que acabo de escribir, fundamental para entender la originalidad de esta muestra en España: En ella me refiero a «Dalí como pareja de Gala» y no al revés. La mujer, si no por delante del hombre, al menos al lado, jugando en el ring surrealista en igualdad.
Exposiciones sobre Dalí también se han hecho muchas. Aún recordamos la que el Museo Reina Sofía le dedicó hará unos veranos. De forma que, en ese deseo del MNAC de llevar a cabo proyectos conjuntos con otras grandes instituciones catalanas (y ahí queda la muestra que Todolí comisarió para recordar a Tàpies en su fundación), a la hora de aliarse con la Gala-Salvador Dalí de Figueras, lo fácil (y hasta aburrido) era volver a apostar por él.
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